Nada está bien...

Cuando pregunta cómo estoy automáticamente la respuesta es ‘bien’. Supongo que a su lado no hay lugar para las tristezas, y tampoco insiste en averiguar más, porque sabe que obtendrá la misma respuesta.

Lo cierto es que cuando me vuelvo a mí misma, todo está mal y tengo ganas de llorar, sin entender el porqué.

Sé que detrás de esa barrera gris hay una fuerza que me empuja a salir de esa pequeña crisis nostálgica, pero mientras encuentro el camino, siento que me pierdo.

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